Mear es como escribir un buen poema. Al acabarlo, se siente un alivio inmenso, un alivio enorme que el cuerpo necesita imperiosamente. La poesía, que es subversiva, flexible
como el chicle, tiene propiedades diuréticas; alivia porque es un
magnífico tranquilizante sin prospecto. En dosis altas, crea adicción o alergias. Su capacidad subversiva o sus reacciones alérgicas
nos permiten lanzar una mirada interpretativa, inquieta y oblícua sobre nuestro tiempo. Y seguir meando.
Fran Alonso